“De vuelta a la Batalla en Seattle pero sin el gas
lacrimógeno” (Back to the Battle in Seattle but without the teargas). Es el título del artículo de Alan
Beattie en la versión impresa del Financial Times del 16/17 de mayo de 2015. Sin duda, este fue un título más
sexy que el que apareció en la versión online “Las tribus están encerradas en
la batalla sobre los acuerdos comerciales” (The
tribes are locked in battle over trade deals).
Comentó el
tema del título porque ciertamente desde 1999, año en que se llevó a cabo la
tercera Conferencia Ministerial de la OMC en Seattle, las manifestaciones
anti-OMC han bajado de tono y de intensidad. En la arena pública, la “Batalla
en Seattle” probablemente ha sido la prueba más dura para el comercio
internacional. Confrontó grupos antiglobalización con la policía local y sin
duda el uso del gas pimienta por la policía estigmatizó a la Conferencia Ministerial
de Seattle (o la “Ministerial del gas lacrimógeno”, como le llamó algún
periodista/manifestante).
En las
calles, el resultado fueron duros enfrentamientos, lamentos y denuncias sobre
los abusos de la autoridad policial. En los cuartos de negociación, sin
embargo, se dice que nada se detuvo e incluso hubo avances en las negociaciones
comerciales (G Horlick, «Reactions to Seattle. The Speedbump at Seattle», Journal of International
Economic Law 3, n.o 1 (1 de marzo de 2000): 167-173,
doi:10.1093/jiel/3.1.178.) En
todo caso, el propio Horlick admite que las manifestaciones tuvieron un efecto psicológico en algunos negociadores de ciertos países. Ciertamente, no creo que los Miembros de la OMC hayan cerrado los ojos ante lo
sucedido en las calles. Prueba de ello es que no hubo una Declaración
Ministerial, como suele hacerse al final de estas reuniones bianuales.
También hay
que decir que las manifestaciones, si bien eran en contra de la OMC, en
realidad representaban un síntoma del rechazo más general (de los
manifestantes) en contra de la globalización. Desde entonces, no ha habido un
enfrentamiento de esta magnitud ni con esa resonancia mediática, y la OMC ha
dejado de ser el objetivo de los manifestantes y las ONGs, probablemente porque
la Ronda de Doha ha dejado de avanzar.
En el 2000, el tema de acceso a medicamentos-SIDA-Sudáfrica sin duda causo un revuelo mediático y legal. Hubo manifestaciones importantes para defender el derecho a la salud. Aquí dejo el tema, pero solo advierto que no hubo gas lacrimógeno.
En 2012, el megáfono de los
manifestantes se levantó en contra del A.C.T.A. (Anti-Counterfeiting Trade Agreement
o Tratado de Comercio contra la Falsificación), un tratado sobre derechos de
autor y monitoreo de actividades en internet, negociado en secreto (filtrado
por Wikileaks). La campaña pública anti-ACTA utilizó las calles y el internet.
Tuvo efecto (acaso porque los potenciales afectados tenían medios de
comunicación más efectivos…el internet), y la presión pública obligó a que el
ACTA fuera rechazado por los Congresos de algunos de los países negociadores.
En 2015 como señala Alan Beattie en su artículo, los inconformes han
encontrado nuevo ímpetu en contra del TPP y el TTIP. No escribiré aquí y ahora
sobre este tema que tiene muchas texturas y merece profundidad. Por lo pronto, mejor
será leer el artículo de Beattie.
Así que como vemos, después de Seattle han habido manifestaciones importantes, que han alimentado el debate público de temas que normalmente no salen de los cuartos de los negociadores. Y afortunadamente, en la calle no ha habido más gas lacrimógeno.